Regresa a poemas



Jaime Sabines.




No es que muera de amor

No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia m�a de mi piel de ti,
de mi alma de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.
Muero de ti y de mi, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.
Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vac�o,
en el cine y los parques, los tranv�as,
los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te s� como yo mismo.
Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que est�s fuera de m�,
y en el lugar en que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros, separados del mundo,
dichosa, penetrada, y cierto , interminable.
Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cay�ndonos en m�ltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.
Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulc�simos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de m�scaras,
de tri�ngulos obscuros e incesantes.
Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte ,amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
Inconsolable, a gritos,
dentro de mi, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atr�s, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos m�s, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.



Me encanta Dios.
Me encanta Dios. es un viejo magn�fico que no se toma en serio. A �l le gusta jugar y juega, y aveces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegat�n y bastante torpe con las manos.
Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo, o Mahoma, o mi t�a Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Pero esto a �l no le preocupa mucho: nos conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la peque�a, que el hombre de traga al hombre. Y por eso invent� la muerte: para que la vida - no t� ni yo - la vida, sea para siempre.
Ahora los cient�ficos salen con su teor�a del Big Bang... Pero �que importa se el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto s�lo para agencias de viajes.
A mi me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tr�nsito en el camino de las hormigas. y es tan juguet�n y travieso que el otro d�a descubr� que ha hecho- frente al ataque de los antibi�ticos- !bacterias mutantes� Viejo sabio o ni�o explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo de carne y hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera incre�ble. Mueve una mano y hace el mar, y mueve la otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento. Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, y manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira. Es la tierra que cambia- y se agita y crece- cuando Dios se aleja. Dios siempre est� de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el m�s cercano de mis hermanos, la mujer mas amada, el perrito y la pulga, la piedra mas antigua, el p�talo mas tierno, el aroma m�s dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy.
A mi me gusta, a mi me encanta Dios. Que Dios bendiga a Dios.

Sitio de amor.

Lugar en que he vivido lejos,
t� ignorada,
amada que he callado;
mirada que no he visto.
ment�ra que me dije y no he creido.

En esta hora en que los dos sin ambos,
a llanto, odio y muerte nos quisimos.
estoy, no s� si estoy
si yo estuviera queri�ndote, llor�ndome, perdido.


este es la �ltima vez que yo te quiero,
en serio te lo digo,
cosas que no conozco, que no he aprendido.
contigo, ahora, aqui, las he aprendido.

En ti creci� mi coraz�n,
en t� mi angustia se hizo.
amada: lugar en que descanso,
silencio en que me aflijo.
Cuando miro tus ojos
pienso en un hijo.

Hay horas, horas, horas,
en que estas tan ausente
que todo te lo digo. Tu coraz�n a flor de piel,
tus manos,
tu sonrisa perdida al rededor de un grito.
Ese tu coraz�n de nuevo tan pobre, tan sencillo
y ese tu andar busc�ndome por donde yo no he ido.
todo eso que tu haces y no haces a veces,
es como para estarse peleando contigo.

Ni�a de los espantos,
mi coraz�n ca�do.
ya ves amada,
ni�a.
que cosas digo.